EL CAMINO: "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, NADIE VA AL PADRE SINO POR MÍ". (JUAN 14:6)

"BUSCAD PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA, Y TODO LO DEMÁS SE OS DARÁ POR AÑADIDURA". (MATEO 6:33)

"Y EN NINGÚN OTRO HAY SALVACIÓN, PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO DADO A LOS HOMBRES, EN EL CUAL PODAMOS SER SALVOS". (HECHOS 4:12)

jueves, 30 de noviembre de 2017

La Medalla Milagrosa


Oh María sin pecado concebida: 
Ruega por nosotros que recurrimos a Vos.


ORIGEN DE LA MEDALLA

En 1830, la Santísima Virgen se apareció en París, calle del Bac, número 140, a Santa Catalina Labouré, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl.

El mensaje principal de estas apariciones ocurridas el 18 de julio y el 27 de noviembre de dicho año fue presentar al mundo una medalla en la que la Virgen aparece como Inmaculada, Reina, Corredentora y Mediadora de las gracias. La Santísima Virgen en persona presentó Santa Catalina el modelo de esta medalla y le dijo:

Haz acuñar una medalla conforme a este modelo. Todas las personas que la lleven pendiente del cuello recibirán grandes gracias. Sí; las gracias serán abundantes para las personas que la lleven con confianza.


Santa Catalina anotó minuciosamente los detalles del anverso y el reverso y confió el mensaje de la Virgen a su director, el Padre Aladel, C.M. Este, asegurado de la veracidad de la vidente, permitió que se acuñara el modelo.


Y ASÍ NACIÓ LA MEDALLA DE LA VIRGEN:
LA MEDALLA MILAGROSA 
                              
Aprobación Eclesiástica

EN JUNIO DE 1832 empezaba la distribución de las primeras medallas en París y provincias de Francia. El arzobispo de Paris, monseñor De Quelen, recibió la primera medallla y para probar su eficacia la colocó bajo la almohada de un sacerdote apóstata, enfermo de gravedad. A las pocas horas, el sacerdote abjuró de sus errores y pidió confesión. Las gentes empezaron a recibir favores extraordinarios al contacto de esta nueva medalla de la Virgen. Entre las conversiones más ruidosas está la del judío Alfonso Ratisbonne. La demanda de medallas rebasó todos los cálculos.

En los cuatro primeros años, el señor M. Vachette, primer grabador de la medalla tuvo que cuñar 2.047.238 medallas, a un ritmo de casi 45,000 por mes. EN 1836, monseñor De Quelen, arzobispo de París nombró un Tribunal Eclesiástico para proceder a una rigurosa investigación canónica de todo lo referente a las apariciones de Santa Catalina y del origen y efectos de la medalla. Después de diecinueve sesiones e infinidad de interrogatorios, el Juez concluyó que:

CONSIDERANDO:

LA RAPIDEZ extraordinaria con que la Medalla se ha propagado según la información oficial suministrada al Tribunal.

EL NUMERO asombroso de medallas acuñadas y distribuidas.

LOS PRODIGIOS clamorosos obtenidos.

LAS GRACIAS especialísimas que los fieles han recibido. . . parecen señales por las que el cielo quiere confirmar la autenticidad de las apariciones y la verdad de su contenido. Y:

 PUEDE APROBARSE LA ACUÑACIÓN Y PROPAGACIÓN DE LA MEDALLA

Monseñor De Quelen en Exhortación Pastoral recomendó a los Fieles de su Archicofradía que llevaran la Medalla y repitieran la jaculatoria grabada en su contorno: Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.


LOS PAPAS Y LA MEDALLA MILAGROSA

GREGORIO XVI autorizó la acuñación de la medalla para toda la Iglesia. El mismo la colocó sobre su mesa de estudio, al pie del crucifijo y la daba a las muchas personas que le visitaban.

PIO IX aprobó la Archicofradía de la Medalla Milagrosa en la Parroquia de San Ginés de Madrid, en febrero de 1845. Este Pontífice impulsó la propagación de la medalla que siempre consideró como prenuncio del dogma de la Inmaculada Concepción. Pío IX fue quien aprobó que pudiera instituirse en todo el mundo la Asociación de Hijas de María, usando como emblema la Medalla Milagrosa.

LEON XIII es el Pontífice que más privilegios ha otorgado a la medalla. El primero fue conceder 300 días de indulgencias, cuatro veces al día, a cuantos dijeran cuatro veces la invocación: ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos! 

Este Pontífice instituyó en 1894 la fiesta del 27 de noviembre y concedió indulgencia plenaria a todos las fieles que, arrepentidos, confesados y habiendo comulgado, visitaran en dicho día cualquier iglesia u oratorio anejo a las casas de los Padres Paúles o de las Hijas de la Caridad.

PIO X facilitó el que todos los fieles puedan pertenecer a la Asociación de la Medalla Milagrosa con sólo recibir la imposición canónica de la medalla y llevaría colgada del cuello, sin necesidad de inscribir sus nombres en registro especial.

Concedió 100 días de Indulgencia * cada vez * se repita la Invocación: ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos! 

BENEDICTO XV enriqueció también con privilegios especiales la Medalla Milagrosa, entre otros, 100 días de indulgencia cada día "sólo" por lievar puesta la Medalla Milagrosa.

PIO XI concedió "in perpetuum" 300 días de indulgencia a todos lost fieles cuantas veces reciten la jaculatoria: ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

Este Pontífice sentía gran entusiasmo por la estatua de la Milagrosa, en la primera fase de su segunda aparición, sosteniendo el globo terráqueo en sus manos. Y fue él quien la intituló REINA DE LAS MISIONES Y REINA DEL MUNDO.

PIO XII no dudó en canonizar a sor Catalina Labouré. la Vidente de la Virgen e instrumento inmediato para la acuñación de la medalla. Su canonización es la aprobación indirecta, pero irrebatible, de la veracidad y autenticidad de la medalla.

JUAN XXIII fue el gran devoto de la Milagrosa, quien cuando apenas era ayudante de la Congregación de Propaganda Fide supo convencer a todos para que Nuestra Señora del Globo (la Milagrosa en su primera aparición del 27 de noviembre) fuese reconocida y proclamada como Reina de las Misiones.

PABLO VI acaba de enriquecer los cultos a la Virgen Milagrosa otorgando nuevas y múltiples indulgencias a cuantos asistan un día siquiera a los Triduos o Novenarios en su honor o se impongan esta sagrada medalla.



LOS SANTOS MODERNOS SE ENAMORAN DE LA MEDALLA

SANTA BERNARDITA era Hija de María y llevaba la cinta azul y la Medalla Milagrosa.

SANTA TERESITA desde muy pequeña llamaba a la Milagrosa la Virgen de la sonrisa. Ella le curó de una gravísima enfermedad. Su nombre figura entre las Hijas de María insignes.

EL SANTO CURA DE ARS la veneraba en su parroquia y mandaba a sus penitentes postrarse ante Ella.

SANTA MARIA GORETTI, también Hija de María, llevaba la Medalla Milagrosa cuando prefirió la muerte al pecado.

SANTA MICAELA DE SANTÍSIMO SACRAMENTO se enamoró de la Medalla Milagrosa durante su estancia en París y la llevó toda su vida. Tradujo al español las primeras publicaciones acerca de la medalla.

LOS MÁRTIRES DE UGANDA entraron en la hoguera del martirio con la Medalla Milagrosa
colgando de su cuello.

SAN JUAN BOSCO Y SAN ANTONIO MARIA CLARET profesaron también tierna devoción a esta medalla prodigiosa.

LOS BEATOS JUSTINO DE JACOBOIS y JUAN GABRIEL PERBOYRE fueron los Apóstoles de la Medalla como misloneros de Abisinia y China. respectivamente.

LOS NUEVOS MÁRTIRES DE LA CHINA ROJA la veneran y conservan como talismán, instruidos como están por los Padres Paúles franceses, que tenían en China más de veinte Vicariatos y habían logrado en sus territorios jurisdiccionales casi dos millones de cristianos. 


LA MEDALLA QUE CUBRE LA TIERRA

La consigna que la Virgen dio a Santa Catalina y ésta urgió toda su vida, hasta en la misma agonía, fue que se PROPAGARA, que se distribuyera la medalla:

“HAY QUE PROPAGARLA . . .” fueron las palabras que más repitió durante su vida.

Estos deseos de la Santísima Virgen, expresados por Santa Catalina, han sido durante ciento tres años, “santo y seña” de los Padres Paúles, y las Hijas de la Caridad, a quienes ha confiado principalmente lá Santísima Virgen la propagación de su medalla.

HOY EN DIA la medalla cubre la tierra. La conocen los malgaches de Madagascar y en la India; en China, Australia, lo mismo que en Inglaterra, Alemania o Polonia tiene altares y se la venera con culto especial.

ESTADOS UNIDOS reparte anualmente alrededor de cinco millones de medallas.

ARGENTINA distribuye un promedio de 500.000.

BRASIL, un millón.

FRANCIA alcanza cifras astronómicas, ya que solamente los peregrinos que visitan la Capilla del Bac, en París, se acercan al millón en estos últimos años.

ESPAÑA, a través de las 1.200 Residencias de Hijas de la Caridad y las 40 de Padres Paúles, distribuye anualmente más de un millón de medallas en Hospitales, Clínicas y Consultorios, iglesias de culto y en las Misiones Populares.

Podemos decir que una cuarta parte de los españoles conocen y muchos llevan con devoción la medalla que por antonomasia es LA MEDALLA MILAGROSA.


ASOCIACIÓN CENTRAL DE LA INMACULADA DE LA MEDALLA MILAGROSA
ALONSO CANO, 16
teléfono 257 94 54
MADRID - 3
(Con licencia eclesiástica)



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